8M - Erase una vez...
Hoy celebramos el Día de la Mujer, poniendo el foco en la sororidad, la solidaridad entre mujeres luchando por el empoderamiento, y la desigualdad en la que vivimos, en las dificultades que tenemos en la sociedad, en el trabajo, en la vida... reivindicamos para que terminen, para crear un mundo donde no haya que hablar de feminismo, porque seamos tod@s personas, con los mismos derechos y oportunidades 🤞🏻♀️
Donde yo vivo, Okondo, lo hemos celebrado bordando, entre mujeres, cada una lo que le ha nacido. Yo he dibujado una mujer libre, desnuda, delicada pero fuerte, que mira hacia delante con lo que tiene, ella misma, mirando a las estrellas. Me ha inspirado también un cuento, de Clarissa Pinkola, escritora feminista especializada en arquetipos, cuyo libro; "Mujeres que corren con los lobos" me acompaña desde hace unos años. La sabiduría de los cuentos, la sabiduría de antaño, que profundiza en aspectos vitales con historias, personajes buenos y malos, a veces ambiguos, que nos dejan enseñanzas, moralejas. Hoy quiero profundizar en esta historia:
LA MUJER DE LOS CABELLOS DE ORO de Clarissa Pinkola Estés
"Había una mujer muy extraña pero muy guapa que tenía unos largos cabellos de oro, tan finos como el oro hilado. Era joven y huérfana de padre y madre, vivía sola en el bosque y tejía en un telar hecho con negras ramas de nogal. El bárbaro hijo del carbonero trató de obligarla a que se casara con él y, en un intento de quitárselo de encima, ella le regaló unos cuantos cabellos de oro. Pero él no sabía ni le importaba saber que el oro que ella le había dado no tenía un valor monetario sino espiritual, por lo que, cuando intentó vender los cabellos en el mercado, la gente se burló de él y lo tomó por loco. Enfurecido, regresó de noche a la casita de la mujer y, con sus propias manos, la mató y enterró el cuerpo a la orilla del río. Durante mucho tiempo nadie se percató de su ausencia. Nadie se interesó ni por su casa ni por su salud. Pero, en su tumba, la melena de oro de la mujer iba creciendo. Los hermosos cabellos se ondulaban en espirales que subían a través de la negra tierra y se enroscaban alzándose cada vez más, hasta que la tumba quedó cubierta por un campo de ondulantes cañas doradas.
Los pastores cortaron las curvadas cañas para construirse flautas y, cuando las tocaban, las flautitas cantaban:
Aquí yace la mujer de los cabellos de oro
asesinada y encerrada en su tumba,
muerta por el hijo del carbonero
porque ansiaba vivir.
Y así fue como el hombre que le arrebató la vida a la mujer de los cabellos de oro fue descubierto y conducido ante la justicia y, de esta manera, los que vivían en las salvajes florestas del mundo, tal como hacemos nosotros, pudieron sentirse nuevamente seguros."
Clarissa Pinkola en su libro explica como las mujeres poseemos una fuerza interior sabia, profunda, una naturaleza innata y auténtica, la llama la Mujer Salvaje. La que no está domesticada, la esencia femenina instintiva, con la que se ha perdido la conexión. Los cuentos de Clarissa indagan en la psicología de la mujer para que recupere su fuerza y vuelva a conectar con ella, con su verdadera esencia. La mujer salvaje es libre, es fuerte, es la que vive, la que es, la que no está oprimida por los convencionalismos, la que está conectada con la vida, con la naturaleza.
La historia habla de la vulnerabilidad de la mujer, el dolor que sufrió, su injusticia, y el secreto de su crimen, un secreto que salió a la luz gracias a su fuerza vital. La mujer tejía en el bosque y se sentía en paz, fue asesinada y nadie en el cuento se sorprendió por su ausencia. Hay un desinterés por su persona, aunque la gente pueda intuir que no está bien no acude en su ayuda. Pero su fuerza vital sigue viva: de su tumba crecen cañas doradas que, al ser convertidas en flautas, revelan la verdad de su asesinato. Su historia no quedó enterrada.
Este cuento habla de algo profundo: lo que ocurre cuando el sufrimiento de una mujer no es visto ni reconocido. Me hizo reflexionar sobre la importancia de no callar lo que nos duele y de apoyarnos entre mujeres. Habla de secretos guardados, de traumas silenciados, de agresiones invisibles, y, sobre todo, de la necesidad de sacarlos a la luz para sanar. Porque lo que se calla nos envenena, pero compartirlo nos libera. Hay un desinterés en la sociedad hacía el dolor de las mujeres al no recibir apoyo. Los secretos pueden ser traumas, agresiones, situaciones de injusticia, abusos, humillaciones, sucesos vergonzantes... Los secretos que son obligados a estar ocultos crean cicatrices, son un veneno, desvelarlos, y recibir empatía, es reparador y liberador. No poder hacerlo significa no contar con el apoyo necesario alrededor para afrontar el dolor, como le ocurre a la joven del bosque.
Aquí es donde la sororidad se vuelve clave. Durante siglos, las mujeres hemos tenido que enfrentarnos solas a nuestras heridas. Hoy sabemos que juntas podemos romper silencios, apoyarnos y sostenernos. La mujer salvaje de la que habla Clarissa Pinkola no se resigna, no olvida, no desaparece. Ella resurge, con la fuerza de todas las que estamos aquí para escuchar y acompañar. Juntas podemos rescatar a nuestra Mujer Salvaje 🐺💜
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